viernes, 10 de febrero de 2012

El Mr.

Siempre, desde niño, dijiste que harías lo posible y lo imposible, que no te darías por vencido, que siempre lucharías y que tus sueños permanecerían pegados a tu frente hasta que estuvieran ante tus ojos. Pero es el tiempo el que decide eso. El no cura, solo miente, y es así como trata de enseñarnos. Enseñarnos que no hay porque apurarse, pues no hay una sola vida, por lo visto. El tiempo da vueltas a nuestro alrededor, revolotear sin ser visto y nos hace escribir sobre él como si existiera, nos distrae de vivir y nos apresura para que aprendamos a perder. Nos demuestra su fuerza en cada vida que toma fuera de nuestra historia y nos demuestra su sabiduría al hacerlo sutil e indoloro, para los que se van... 
Si eres como yo, preguntarás al viento; ¿y a donde lleva todo esto? ¿qué sentido tiene que quites del camino lo que tú mismo pusiste ahí Mr. tiempo? Y el solo sonreirá y se limitará a mirarte serio. Ahora que esta tormenta de números se levanta un hombre como cualquier otro, (único), dice "no", “no dejaré que mi memoria maneje mi futuro”, tomará el lápiz y el parel y retará al Mr. a sabiendas de que, al final, perecerá. Pero lo hará con honor, y con letras imperecederas a su lado como prueba y testigo de esa promesa de niño; Posible o imposible, no me daré por vencido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario