martes, 14 de junio de 2011

Ironía

Irónicamente, me senté solo un día soleado y me pedí que escuchase todas esas palabras cortas que dijiste hace mucho tiempo.

Me senté y escuche cada una de ellas sin dormir. Deje de pensar entonces en todo y me dedique a sentir. A sentir lo que sentías cada vez que veías el cielo.
No quise hacerte daño. En mí sentía la euforia de un nuevo amor ajeno. Despegue todo el temor y me lancé a tus brazos pero caí, y no supe que fue así sino hasta que vi tu piel rosando el papel con el que escribías su nombre.

Irónicamente nada ha cambiado desde entonces, pero el espejo si lo hizo, ya no mira como antes, ya no  cree en lo que digo, y es que cuando se abre la luz del pecho y se moja poco a poco, termina siendo una roca en la que todos se reflejan, pero con la que nadie comparte.

Yo solo quiero volver al estado original, al estado donde solo se vive bebiendo amor de los cielos, cielos en los que hay solo nubes. Esos cielos donde esa nube es alcanzable, tan solo con mirarla con ojos llorosos y puños apretados, esa nube que hasta hoy te mira desde arriba y te protege.

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